Por: Redacción Info360

Como parte de las acciones de Gobierno dirigidas a reducir el déficit fiscal, el Gobierno nacional avanza con el retiro de subsidios a los servicios energéticos, cuyo puntapié inicial tiene lugar este lunes con el inicio de la audiencia pública de ENARGAS para tratar el incremento de tarifas del gas natural y continuará el 26 del mes corriente con el proceso análogo del ENRE, para tratar los aumentos de la luz.

En la víspera de estos procedimientos, fuentes del sector afirmaron a Ámbito Financiero que el plan de la administración de Javier Milei es iniciar con un aumento en marzo, para luego ir aumentando cada mes al menos hasta fin de año, cuando se realizará la Revisión Tarifaria Integral.

A pesar de que no se dieron precisiones sobre cuál será el esquema de incrementos que se aplicará, la noticia introduce una fuerte incertidumbre entre el grueso de los argentinos, que ya acusa los drásticos incrementos de precios día a día, sin previsiones de que la dinámica se desacelere al menos hasta marzo.

En este sentido, no ayudan los cálculos confeccionados por las consultoras privadas, que estiman que la clase media será la más perjudicada por el rediseño del esquema de subsidios.

Basándose en la hipótesis de cercenar un tercio de los subsidios propuesta por el ministro de Economía, Luis Caputo, semanas atrás, la consultora Economía y Energía calculó aumentos de gas del 330% para la clase media, 204% para los sectores de mayor poder adquisitivo y 168% para los de ingresos bajos.

En tanto, en el servicio de energía eléctrica rondaría en torno al 327% a la clase media, 129% a los más desplazados y 125% a las familias de economía más acaudalada. 

Según precisaron, el aumento de marzo sería consecuencia de la quita de subsidios y también del incremento de los costos a partir de la devaluación; mientras que las actualizaciones mes a mes se darían con el objetivo de trasladar al consumidor los aumentos en las fases de distribución y transporte.

La decisión habilita no sólo una profunda incertidumbre respecto a la economía doméstica de decenas de millones de argentinos, sino también a poner en duda la posibilidad de iniciar el sendero de descenso de inflación que tanto anhela el Gobierno de Javier Milei.

En este sentido, la estrategia estructural parece ceñirse al equilibrio fiscal postergando las demás variables. ¿Cómo impedir que el incremento de dos costos regulares para cualquier sistema productivo o comercial -como la electricidad y el gas- se traslade luego a los precios en los productos?.

Con previsiones de estancamiento salarial, inflación descontrolada y aumentos regulares, no parece haber margen siquiera para prometer un segundo semestre aliviador. Será tarea del presidente y el ministro de Economía administrar la dimensión del ajuste programado en medio de una tensión que ya reina a menos de un mes de la asunción y ante la cual sólo se atina a pedir paciencia.